El sector empresarial busca una salida a la crisis en Nicaragua
29 January 2029
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¿Caerá pronto Nicolás Maduro o logrará, al igual que lo está intentando hacer Daniel Ortega, aferrarse al cargo presidencial por tiempo indefinido? Nadie lo sabe. Lo único cierto es que el colapso del régimen chavista podría provocar la caída de otras piezas del dominó. Los siguientes regímenes en derrumbarse, con toda probabilidad, serían el cubano y el nicaragüense. Muy difícilmente podrían sobrevivir mucho más tiempo sin las ayudas económicas y, sobre todo, sin el petróleo a precio subvencionado que Venezuela generosamente les envía. De hecho, muchos analistas señalan que ése es el principal objetivo perseguido por varios congresistas republicanos estadounidenses y por el propio Donald Trump: provocar una caída en serie de estos tres regímenes latinoamericanos. Todo dependerá, pues, de qué pueda ocurrir en Venezuela en las próximas semanas.
Por lo pronto, el sector empresarial nicaragüense está haciendo algunos esfuerzos por salir del atolladero. Tres de las mayores fortunas de Nicaragua se reunieron hace diez días con Daniel Ortega. Allí estaban presentes Carlos Pellas, Roberto Zamora y Ramiro Ortiz. El primero de ellos es propietario de un enorme cañaveral, mientras que los otros dos pertenecen al sector financiero y bancario. El objetivo, tal como era de imaginar, era pedirle al presidente que iniciara un diálogo con la oposición, un diálogo sincero y abierto que permitiera encontrar una solución a la crisis. El trío de representantes del "gran capital" ha exigido al gobierno que la negociación sea "rápida, efectiva y creíble". A través de un comunicado conjunto, los empresarios quisieron dejar claro que "la urgencia de una negociación incluyente, seria y franca debe poner fin a la crisis que amenaza con destruir la economía del país".
Al final Daniel Ortega ha cedido a la presión de los empresarios y ha anunciado, el pasado 21 de febrero, su disposición a sentarse a dialogar con miembros destacados de la oposición. Se espera que dicha mesa de diálogo se establezca en los próximos días. Sin embargo, son muchos los que opinan que el momento de las palabras vacías ha pasado, y que aquello sólo podría brindarle un tiempo extra al debilitado gobierno de Ortega. No es casual que la supuesta disposición al diálogo ha sido el comodín que autócratas como Maduro o los hermanos Castro han utilizado una y otra vez con el único objetivo de ganar tiempo. Por otro lado, nadie tiene muy claro cuál podría ser la alternativa a las palabras. Y sobre todo cuáles pudieran ser las consecuencias, quizá de carácter violento, que podría acarrear el abandono del diálogo.