No nos callemos
29 January 2029
Christian Bertrand / Shutterstock.com
Apostaría que, desgraciadamente, bastantes de ustedes han sido testigos, o incluso han sufrido, algún incidente machista en las últimas semanas, o en los últimos meses. Yo sí, y todavía lo tengo fresco… apenas hace unos días. Viajaba en avión y, durante el embarque, una chica joven se sentó delante de mí. Al poco, llegó un hombre de mediana edad que, al parecer, tenía el mismo asiento asignado. La chica se disculpó, diciendo que se cambiaba de sitio, a lo cual el hombre respondió que de acuerdo… a no ser que ella quisiera sentarse en su regazo. La joven sonrió, haciendo algún comentario que no pude oír, y se cambió de asiento.
La buena noticia es que, hoy en día, muchas personas identificamos al instante un episodio así como un incidente machista. La mala, además de que sigan produciéndose situaciones así, es que todavía no sabemos cómo responder. El protocolo “No callem” reconoce este hecho, por lo que estos días está formando a más de 1.500 personas que trabajan en locales de ocio nocturno. El objetivo es ayudarles a prevenir, detectar y gestionar situaciones de acoso y agresión sexual, antes de la entrada en vigor del protocolo, el próximo mes de mayo, en decenas de nuevas salas de fiesta y festivales de Barcelona.
Como informaban varios medios españoles el pasado 5 de febrero, este protocolo es pionero en nuestro país. Este año incluye espacios de ocio de la capital catalana tan conocidos como el Palau Sant Jordi, el Estadio Olímpico de Montjuic, las salas Razzmatazz y Luz de Gas, y los festivales Sónar y Primavera Sound, entre otros.
En parte, “No callem” se lanzó en respuesta a los resultados de la Encuesta de Violencia Machista en Cataluña. Algunos de los preocupantes hallazgos de este estudio son que casi un 18% de las mujeres catalanas ha sufrido violencia machista durante el último año; que solo un 26% de ellas lo ha denunciado; y que un 30% de los tocamientos sexuales se produjo en locales de ocio nocturno.
Personalmente, pienso que la formación que recibe el personal de salas de fiesta de Barcelona seguramente nos vendría bien a todos, porque la responsabilidad de revertir esta situación corresponde a la sociedad en su conjunto. Acabemos con el machismo.