Detenido el principal opositor a Vladimir Putin
31 January 2018
Definitivamente vivimos tiempos extraños. Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, la humanidad al completo no había experimentado menores índices de violencia y de conflictos bélicos. Durante décadas la democracia se ha extendido a muchos confines del planeta. Y, a pesar de los recurrentes ciclos de crisis económicas globales, la humanidad, en líneas generales, nunca había disfrutado como ahora de tanto bienestar económico y tanta abundancia material. Sin ir más lejos, todas las proyecciones auguran que el 2018 será un año histórico en cuanto al crecimiento de la economía global. Y sin embargo, de forma paradójica, la libertad está experimentando hoy en día un claro retroceso a nivel mundial. Los líderes autoritarios se multiplican por doquier, y las libertades fundamentales son coartadas en innumerables países, muchas veces con el total beneplácito de la población. Permitidme aportar algunos datos reveladores: antes de la Segunda Guerra Mundial, el 72% de los estadounidenses pensaba que la democracia era un sistema imprescindible. Hoy en día, esa cifra ha descendido a. Incluso un 24% considera que la democracia es directamente perjudicial. Por otra parte, el 40% afirma que el Gobierno debería regular o censurar la libertad de expresión. Esta cifra era apenas del 20% durante la segunda mitad del siglo XX. Y eso que estamos hablando de Estados Unidos, guía y faro planetario de la libertad y los derechos individuales. Si eso ocurre hoy en día en la patria de Lincoln, no ha de extrañar entonces que este claro retroceso democrático, basado en la manipulación de los miedos y las fobias de la población, sea mucho más evidente y peligroso en países como Turquía, Hungría, Polonia, República Checa o Venezuela.