¡Hola a todos y bienvenidos a un nuevo episodio de nuestro programa informativo semanal! Soy Gonzalo, estamos a miércoles 26 de diciembre y esta semana trataremos cuatro temas que, pienso yo, encajan muy bien en la particular psicología de la época. ¿A qué me refiero? Imagino que muchos de vosotros estaréis de acuerdo conmigo al decir que las fiestas y tradiciones de fin de año tienen un efecto notable en nuestro estado de ánimo y comportamiento. Los resultados varían de persona en persona, eso es obvio, pero una de las constantes que yo encuentro fascinante es la dicotomía entre pasado y futuro; lo que hemos perdido y lo que habremos de ganar. Con el simbólico final del calendario en el horizonte, somos capaces de celebrar con decadencia las posibilidades del año que viene y contemplar en silencio los tiempos que ahora solo existen en memoria.

Pues bien nuestra primera noticia es sobre una nueva etapa para la economía española que pone especial atención en algo perdido. Más específicamente el joven talento que en tiempos recientes ha emigrado de España en busca de mejores oportunidades. El próximo año se pondrá en marcha un plan para atraerlos nuevamente a su tierra natal. ¿Qué significará para el mercado laboral? Luego hablaremos no de los emigrados, quienes se marcharon, sino de los que vienen, los inmigrantes. Aún con toda la polémica que encontramos en Europa en torno al tema de la inmigración, en Alemania al menos aún hay quienes defienden a este grupo y aseguran que son un pilar de la economía. Veremos qué más están haciendo en Alemania – y no sólo los políticos – para contrarrestar el discurso xenofóbico.

Cerraremos el programa de hoy con dos noticias que exploran cómo están cambiando las cosas en España. Primero el cierre de miles de bares en pueblos alrededor del país a raíz de la crisis económica. ¿Qué sucede cuando se pierden espacios sociales como los “bares de toda la vida”? Y después pasaremos de nostalgia a una nota optimista. Por años la posibilidad de compartir energía generada por fuentes renovables había sido obstaculizada por el anterior gobierno de Mariano Rajoy; pero ahora, por fin, parece que las cosas cambiarán.

Ahora, ¡empecemos!

El gobierno de España quiere que regresen los jóvenes españoles que emigraron en busca de trabajo durante la peor etapa de la crisis económica. Según una crónica publicada el pasado 16 de diciembre por el periódico español El País, el Ministerio de Trabajo iniciará en 2019 un "plan de retorno" para facilitarles el regreso.

Lo primero que me pregunté cuando leí la noticia fue de qué manera iba a lograr ese objetivo el gobierno español. En su página web, el Ministerio de Trabajo publicó un documento sobre el programa, titulado "Plan de retorno a España", pero en él no encontré ningún detalle de las medidas.

En nuestra segunda noticia seguimos con el tema de las migraciones. Solo que, esta vez, lo miramos desde la perspectiva de un país receptor de mano de obra.

Recibir a los inmigrantes que huyen de la guerra y del hambre no es sólo un acto de humanidad elemental. Según los empresarios de Alemania, también es una buena decisión económica. "Muchos inmigrantes se han convertido en un pilar de la economía", dijo la semana pasada Ingo Kramer, presidente de la Asociación Federal de Empleadores de Alemania. Del millón de refugiados que llegó a Alemania en 2015, cuando Angela Merkel les abrió las puertas del país, unos 400.000 están ya trabajando o aprendiendo un oficio, según datos de la organización publicados por el periódico argentino Clarín el pasado 1

Y de Alemania volvemos a España para hablar de la transformación paulatina que está viviendo uno de los negocios más típicos del país.

Los bares están cerrando en España. Según un informe publicado por el periódico El País el 11 de diciembre, el número total de bares en nuestro país ha ido retrocediendo paulatinamente a lo largo de los últimos siete años, y hoy ya hay 18.000 menos que en el año 2010.

En cualquier otro país, este dato sería un indicador de la evolución de la economía, tan válido como el de la venta de coches o como el del consumo de electricidad. Pero en España también podría ser un indicador de cambio cultural. Como saben los que han viajado a Madrid, a Barcelona, o a cualquiera de las grandes ciudades españo

Y como punto final del programa de hoy, una buena noticia que muchos españoles llevábamos años esperando.

Al fin, las viviendas españolas pueden compartir la electricidad que generen a través de paneles fotovoltaicos. Tres años después de que el gobierno conservador de Mariano Rajoy lo prohibiera, el actual gobierno socialista acaba de aprobar un decreto que lo permite y pone así a España al mismo nivel que la mayoría de los países de la Unión Europea.

Según una crónica publicada el pasado 15 de diciembre por el periódico El País, lo más importante de la nueva legislación es que permite compartir la energía incluso entre edificios cercanos. Como explicó a El País Joan Herrera, director general del